jueves, 27 de agosto de 2009

La reja... Maldita reja!


Una vez más, Murphy hizo de las suyas. Sólo basta que exista la posibilidad de un percance para que suceda. Hace cuestión de minutos, fui victima de un percance con mi carro nuevo. Como es costumbre desde hace unas semanas, todas las noches voy al gimnasio. Como olvide preparar el bolso con la ropa de ejercicio, decidí pasar primero por mi casa. Mi papá ya había llegado, y me cruzó por la mente la posibilidad de preguntarle si me daba el carro para ir el gimnasio, ya que todas las noches el me busca, muchas veces casi dormido tiene que bajar para buscarme. Necesito la práctica, y pensé que esta noche era una buena oportunidad para hacerlo, y más aún, sin la supervisión de mi padre.
A: papá, ¿crees que me pueda llevar el carro al gimnasio?
P: yo te llevo.
A: ehhh... bueno...
P: ¿te sientes listo como para llevarte el carro hasta el centro comercial? -el centro comercial esta a unos escazos 600 metros en bajada de mi casa-
A: si, papi, yo voy con cuidadito
P: Angel Alejandro, tienes que tener cuidado, andar con precaución... bla bla bla
A: Sí, papi, yo voy con cuidadito.

Es loco el hecho que le tenga que pedir a mi papá que me preste un carro que me pertenece. Aún así, es la regla, y no me quedó otra que hacerlo. Con mucha resignación y algo de miedo, mi papá me dió las llaves del carro con el respectivo control de la reja, la maldita reja del estacionamiento.
La adrenalina comenzó a fluir tan pronto como baje por el ascensor sosteniendo las llaves. Era la primera vez que sacaba el carro solo. Me monto en mi bólido, y salgo con mucha cautela del estacionamiento. El corto -pero tenso-trayecto hasta el centro comercial fue bastante normal, seguí todas las precauciones que me dijo mi papá, gracias a Dios los carros que andaban en la calle no andaban a velocidad excesiva, ni estaban obtusos al darme chance de pasar. El primer augurio de un futuro percance sucedió en la puerta del estacionamiento del centro comercial. Tuve la mayor cautela en entrar suavemente y no llevarme la barra del estacionamiento. Grave error, demasiada cautela, quedé muy alejado del dispensador de tickets, y para más remate, la entrada está en una leve subida que me dió cierto problema para arrancar el carro, ya que es sincrónico, y a pesar de las clases de manejo con Ibraín, el instructor malandro, me falta pulir y mejorar la técnica y el juego con el clutch y el acelerador. Finalmente, el carro no se me apagó y pude tomar el ticket, no tuve mayor problema en estacionar. Llegué al gimnasio temblando, con un rush de adrenalina tremendo. Supuse que con el entrenamiento, las tensiones bajarían y me sentiría más tranquilo para emprender el viaje de regreso. A insistencia de mi amigo Edgardo, lo pasé buscando para mostrarle mi carro y manejar un rato con él. Fuimos a la farmacia, sin mayor problema en estacionar ni en incorporarme al transito. Un detalle que mi papá siempre me recordaba, era la entrada al estacionamiento de mi casa. Para mi sorpresa, hoy entre tal cual como él hubiese querido que lo hiciera. Abrí la primera reja, y pasé sin mayor problema. cabe destacar que en esta parte del estacionamiento es totalmente plana. En teoría, mi problema es en las subidad, y no debí haber tenido mayor problema. Pues... No saben lo equivocado que estaba.
Papá siempre me recordaba que para entrar al estacionamiento debía pegarme lo más posible a la derecha, para mantenerme alejado de la reja. En el primer intento de entrar, me percaté que estaba muy cerca, y Edgardo, que me estaba acompañando, me dijo que retrocediera. Retrocedí, pero no corregí la manera de entrar. Esperé que la reja abriera completamente, y cuando iba pasando, pensé que estaba demasiado cerca y que podía rayar la puerta. Pues, no se me ocurrió nada mejor que pararme en seco en toda la mitad, a un escazo metro de la reja en su posición cerrada. Al tratar de arrancar, el carro se me apagó, y fué cuando comenzó el pandemonium. Mientras prendía el carro, escuché el sonido infernal de la reja del infierno, y ví como se iba acercando cada vez más a la puerta. Los nervios me invadieron, y lo que intentaba era entrar a toda costa al estacionamiento, e intentar de esquivar la reja. El carro, naturalmente, se volvió a apagar, y ocurrió. La reja golpeó la puerta de mi carro. El sonido empeoró cuando se mantenía trabada la reja contra mi carro, por el golpe, el control calló al piso, y en realidad, no pensaba en el control, Edgardo lo buscaba desesperadamente, pero ya había ocurrido. Juraba que la reja había destrozado la puerta, como sí a un velociraptor se le hubiese antojado de afilar sus garras contra una puerta metálica. Finalmente, Edgardo encontró el control e hizo que la puerta se abriera. Ya en total descontrol, prendí el carro una vez más, y logré terminar de entrar. Paré en seco y nos bajamos para inspeccionar la cantidad del daño de la puerta. Para mi sorpresa, no fué mas que unos cuantos rayones de la pintura blanca de la reja, sorprendentemente, el retrovisor aguantó la fuerza del motor de la reja, y no se partió. Menos mal que es de fibra de carbono, porque de otra manera, estuviese llorando y pensando en que mañana tendría que llamar al concesionario Peugeot para preguntar el precio de un retrovisor izquierdo de un 206 Black and Silver Edition. Edgardo me dice que busque un trapito, para ver si salen los rayones. Efectivamente, la mayoría se quitaron con el trapo húmedo, la puerta tiene ciertos detalles hundidos, pero nada del otro mundo, nada que una buena capa de cera no pueda quitar. Pero, aún así, el susto fué el mismo. Al subir, le dije a mi papá que habia rayado el carro, y como era de esperar, su cara de frustración, decepción y de "yo te dije", se hizo presente. La estúpida de mi hermana se asoma para preguntarme "¿chocaste ya el carro? que bolas..." Después de la respectiva invitación a que hiciera una felación, baje a ahogar mis penas y miedos con cigarro. Edgardo se reía, me decía que estaba muy tenso, y en verdad, lo estaba. No está fácil aprender a manejar con un sujeto como mi papá, que en vez de alabar lo bueno, hace incapié en corregirme de manera anti didactica, mi falta de técnica para manejar. Me pregunto si a Schumacher o a Massa les pasó algo parecido alguna vez. Por lo pronto, dormiré y esperaré a que se me pase la conmoción para volver a montarme en mi carro, y seguir mejorando mi manera de manejar.
Totalmente irónico, que lo que parecía más fácil, terminó siendo lo mas difícil y catastrofico. una vez más, ¡maldita reja!


martes, 25 de agosto de 2009

Carta a mis alumnos










Saludos!
Ya tenía un buen tiempo sin publicar en el blog, y se me ocurrió postear algo que escribí hace una semana a proposito
n más que decir, aqui les dejo el texto.

Queridos alumnos (aun los siento como si lo siguieran siendo)

Hace casi un año, con apenas una semana de graduado, me lance a la tarea y aventura de convertirme en docente universitario. Las Moiras asi quisieron que fuesen ustedes el grupo con el cual me iniciaria en esta bella (aunque ingrata) labor: entregarles una serie de conocimientos, basados en la experiencia tanto teorica como practica, asi como las impresiones personales y uno que otro "truquito" que en algun momento pudiesen facilitar la realizacion de algun procedimiento clinico, e incluso, pudiesen sacarle las "patas del barro" si algun dia alguien lanza una pregunta de conocimiento general.

Hace casi un año, podia ver una mezcla de emociones en sus ojos: miedo, ansiedad, alegria, panico, emocion, duda... Poco a poco, a medida que se iban enfrentando a las materias del plan de estudio, estos sentimientos aumentaban o disminuian, dependiendo de la percepcion que cada quien tuvo de cada una de las asignaturas. Fueron poniendo sus conocimientos a prueba, algunos de ustedes demostraron madera para la profesion. Vi cierta mistica, capaz mucho caletre, pero lo que definitivamente existia, era cariño por lo que hacian. Los que carecian de cariño, poco a poco fueron dejando el curso, sea por la razon que sean, descubrieron que la carrera no era para ellos, o bien, descubrieron que tenian ciertas limitaciones para el area odontologica-medica-biologica.

Al pasar el tiempo, el grupo se iba reduciendo. Las barreras del anonimato se fueron rompiendo paulatinamente. Se formaron hermandades dentro del salon, asi como fuertes antagonismos que deribaron en peleas infantiles y sin sentido. Al fin y al cabo, estos enfrentameitnos, recuerden, formaran parte del proceso de crecimiento y maduracion de cada uno de ustedes. Personalmente, encontre una bonita amistad dentro de esas paredes del aula. Quizas cometí un error al traspasar las barreras entre profesor y alumno, se dice que se pierde el respeto a la pericia, la experiencia, y la autoridad. Queridos alumnos, no saben lo equivocada que está la persona que afirmo tal disparate. Consegui en muchos de ustedes verdaderos amigos, personas con las que comparti mi vida, e incluso, hasta abri las puertas de mi hogar: la vida que cada uno lleva fuera de las puertas del salon de clases. Salidas, reuniones, fiestas, almuerzos, desayunos, o simples conversaciones por messenger o Blackberry. Siento que con la gran mayoria de ustedes tuve aunque sea un pequeño momento de convivencia. Y una vez mas, se los agradezco de corazon, a todos y cada uno de ustedes

Finalizó el curso. Ya cada quien tuvo una oportunidad para demostrar en los examenes y trabajos, los conocimientos que obtuvieron a lo largo de estos 10 meses. Momento de reflexion. Momento de pensar en lo que se hizo bien, en lo que se hizo mal, en las fallas, y tambien en los puntos a favor.

Para los que fueron aceptados, bienvenidos! Dios mediante en 5 años, todos ustedes seran mis colegas (y quien sabe si, incluso, padrino de promocion!). Les deseo buen viaje, exito, y mucha suerte. Les espera toda una odisea, muchas caras, lugar y momento de conocer mucha gente, pasar momentos agradables, echarse unas buenas rumbas, acompañadas de las respectivas borracheras, momentos de disfrute y felicidad. Pero, como en todo, tambien les viene una cantidad de responsabilidades, de deberes, sacrificios. Ese uniforme azul celeste nunca se verá como se lo vieron el primer dia que lo usaron. Manchas de revelador, alginato, silicona, caucho, modelina, aceite, cera y cuanta sustancia o material se maneje a lo largo de la carrera. Asi como tambien se llenara de mucha lagrimas, porque son SEGUROS los momentos de tristeza, frustracion, miedo y decepcion que van a experimentar. La odontologia es agridulce: muy bella, muy completa, muy interesante, pero conlleva muchos sufrimientos. Al final, si logran completar sus estudios, veran que valio la pena el esfuerzo, el dia en que se les imponga en su cuello la ansiada medalla dorada con listelo purpura que los titula como ODONTOLOGOS. Veran que las posibilidades de conocimientos, practica y especialidades, son casi infinitas. Lo importante, es que mantengan ese amor y ese misticismo por lo que hacen. Si hacen lo que les digo, solo les puedo augurar una bonita carrera, una bonita profesion, y una bonita vida. Honren el uniforme azul, respetenlo, usenlo con el mayor de los cariños y ORGULLO! forman parte de un grupo muy selecto: el grupo que quizo y pudo, todos ustedes saben la cantidad de personas que quieren, y lamentablemente, no pueden. Cuando broten las lagrimas, sequenlas con el uniforme. El dia que se lastimen, detengan la sangre con el uniforme. Que sea mas que un pedazo de tela, que sea un estandarte de orgullo, gallardia, pundonor y amor. Una vez mas, sean bienvenidos. Dios mediante, el primer dia de clases sea el primer dia del resto de sus vidas.

Para los que no fueron aceptados, no hay mejor consejo que levanten la cara, y si fueron abofeteados, giren la cara y muestren la otra mejilla para que sea abofeteada. En la adversidad, el hombre se crece, recuerden eso, mis estimados alumnos. Si lo que falto fue determinacion academica, y el amor y las ganas de ser futuros odontologos permanece intacta, e incluso, mas grande, sigan adelante luchando por sus sueños. Eso si, sean conscientes de sus limitaciones. Un filosofo definió la locura como el estado de la mente en el cual se intenta un mismo procedimiento o metodo de manera repetitiva, buscando resultados diferentes. No caigan en la locura. A veces, a pesar del amor, hacen falta muchas otras tantas cosas, capaz con una importancia menor, pero con importancia al fin y al cabo. Mañana sera otro dia, y la infinidad de posibilidades del hombre que esta hambriento de conocimiento, son eternas. A pesar de lo inmensamente hermosa que es mi profesion, no reliego la belleza y hermosura del resto de las profesiones. Siempre hay segundas opciones, pudiese ser prudente analizarlas, y puede que en otra carrera, consigan saciar esa hambre. Creanme, soy el mejor ejemplo de lo que les acabo de escribir.

La razón de estas palabras surgió por la cantidad de buenos recuerdos que mantengo de los meses que pase siendo su profesor. Espero hayan aprendido algo bueno, que les haya sido provechoso el tiempo que inverti con todo el cariño y voluntad para hacerles entender algunos aspectos de la ciencia y el conocimiento. Una vez mas, fue un inmenso placer haber sido su profesor, y un honor haber tenido alumnos con una calidad humana como la que ustedes tienen.

Que Dios los colme de bendiciones, les deseo un buen viaje, y espero que muy pronto logren llegar al primer dia del resto de sus vidas.

Exito, y mucha fuerza y perseverancia

Su profesor, Angel Aguilera R.